jueves, 1 de septiembre de 2005

Publicado en Diario Católico el 01/11/05

Crónicas

Luis Eduardo Pacheco

Tirso Sánchez Noguera*

No parece común que los pueblos conozcan a sus figuras encumbradas en el ámbito intelectual, ni menos saber que esas personas, de mente cultivada, conforman un digno y permanente patrimonio de la comunidad a la que pertenecen.
En ese abanico de ignorancia, casi olvidado de toda la gente, salvo excepciones, se encuentra el investigador, historiador, genealogista y escritor, Luís Eduardo Pacheco. Era, literalmente, un apasionado por la investigación. Así, con su pasmosa diligencia, cruzó las distancias entre los archivos de Venezuela y Colombia, siempre acompañado de su afición como móvil estimulante de su voluntarioso trabajo de excelente investigador. Esa pasión de asiduo indagador del remoto pretérito la conocieron los archiveros eclesiásticos y civiles, cuando don Luís Eduardo andaba en su asidua carrera de pesquisador por los archivos de las poblaciones tachirenses, merideñas, caraqueñas y colombianas (Villa del Rosario, Cúcuta, Pamplona, Tunja, Bogotá). Por cierto, en 1919 va como exiliado a vivir a Pamplona por efectos de la dictadura de Juan Vicente Gómez. En esta ciudad inicia su educación secundaria en el Seminario, la prosigue en el Colegio del gran educador Pedro Antonio Villamizar y la termina en San Cristóbal en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús (1911 a 1914), dirigido por el doctor Teodosio V. Sánchez. La instrucción primaria la había recibido en Táriba, en el colegio privado del doctor Antonio María Delgado Briceño.
Don Luis Eduardo Pacheco nació en la ciudad de Táriba el 29 de octubre de 1895. Se cumplen ciento diez años de su nacimiento. Fueron sus padres, el general Miguel Pacheco Moreno y doña Filomena Melgarejo Echeverría. Contrajeron matrimonio en Arauca en 1891. Sus hermanos fueron: Miguel José, Antonio José, Oliva, Mario, Filomena, Hilda y Gustavo Pacheco Melgarejo.
Por la acuciosa investigación histórica de don Luís Eduardo Pacheco Melgarejo sabemos que Juan Ramírez de Andrade recibe merced de estancia de tierra para llevar su ganado desde linde del río Táchira. Es la primera concesión de tierra en el valle de Cúcuta, otorgada por el Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad de Pamplona en 1561. Este personaje nación en Torrijos (Toledo), casado con la salmantina Isabel Rodríguez. Se avecindó en Pamplona, fue encomendero, alférez real y de sus conquistadores y pobladores. El prócer Francisco de Paula Santander fue descendiente suyo. De él y de sus parientes se ocupa don Luis Eduardo en su admirable y elogiada obra genealógica, titulada La familia de Santander, publicada en 1923, con dos ediciones más: 1924, 1940. Juan Ramírez de Andrade se hizo notable personaje en la prístina historia de la conquista, cuando como funcionario vino a visitar al encomendero de los aborígenes, los Táribas, Alonso Álvarez de Zamora, de los primeros pobladores de Táriba y también ascendiente del general Santander, en cuya casa ocurrió, en la tarde del día de la visita, el prodigio de la autorrenovación de la imagen de Nuestra Señora de la Consolación.
Vast
a es su obra de publicaciones, fruto de su perseverante investigación. Tuvo el honor de ser cofundador de los centros de historia del Norte de Santander y del Táchira y de pertenecer a varias academias de historia.
Todavía no ha recibido homenaje de sus conterráneos este hombre que honró a su terruño. Sólo lo recuerda la Tertulia taribense que lleva su augusto nombre. Después de una vida modesta, sin fanfarria, falleció en Caracas el 4 de diciembre de 1976.

*Cronista de Táriba