martes, 15 de noviembre de 2005

Luis Eduardo Pacheco Melgarejo
29/10/1895 - 4/12/1976

viernes, 11 de noviembre de 2005

Reunión de trabajo

Pbro. Nelson Duque, Lic. José Ernesto Becerra, Lic. Tirso Sánchez Noguera, Prof. Gabino Hevia y Sr. Gonzalo Becerra

El Martes 13/12/05 se realizó en el Salón Parroquial de la Basílica de Nustra señora de la Consolación, una reunión para revisión del Proyecto de Estatutos de la Tertulia Cultural Don Luis Eduardo Pacheco Melgarejo.

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Fotos de la Tertulia del 06/12/05

El presidium, interviene el Director de debates, Lic. Gabino Hevia

Los dres. Alberto López Cárdenas y Luis Hernández Contreras


Excelente delegación de las Damas Salesianas



Asistentes

Asistentes

Asistentes

Asistentes

El Pbro. Nelson Duque en su intervención de 3 minutos


La ganadora de la rifa, el premio: un libro

martes, 1 de noviembre de 2005

Disertación sobre Don Luis Eduardo Pacheco Melgarejo

Lic. Tirso Sánchez Noguera

1. BREVES ASPECTOS COETANEOS DEL EPONIMO

Casi contemporáneos de don Luís Eduardo Pacheco son dos paisanos suyos: el poeta de La parábola de la fuente, Vicente Elías Moncada, y el pintor y escultor Belisario Rangel. Los dos artistas; uno con la pluma, plasmando en armoniosos versos el soplo acariciador de las musas; el otro con el pincel creando maravillas con la magia de los colores. Bellas muestras de este mágico hacedor las conserva con celo y cariño el Dr. Alberto López Cárdenas en su casa de habitación. Era infante de un año Luís Eduardo, cuando autoridades y pueblo celebran con toda pompa cívica la Apoteosis de Miranda. Calles de fiesta patriótica. Tiene cuatro años y a sus tiernos oídos llega la noticia del tropel revolucionario de 1899. Luís Eduardo cuenta con cinco años cuando llega el siglo XX. El lº de enero de 1900 hubo regia fiesta en Táriba. La organizó la directiva de la Caja de Ahorros entidad fundada en 1879.

Contemporáneo y coterráneo suyo, nacido el 15 de noviembre de 1895, fue el doctor Alejandro E. Truji1lo. Realizó estudios en Pamplona en el mismo Seminario Conciliar donde estudió su paisano Pacheco Melgarejo. Se graduó de médico en la Universidad Nacional de Colombia, con especialización en Alemania. Hablaba seis idiomas. De su época es también el doctor Antonio María Cárdenas, nativo de Peribeca, primer médico tachirense graduado en la Universidad Central de Venezuela y el primero en recibir la Medalla de Honor de Instrucción Pública, creada por Guzmán Blanco. Fue fundador de la Botica del Torbes. Apenas cuenta ocho años de edad cuando sobreviene la llamada crisis nacional que se manifiesta en sucesión de hechos en el lapso 1897—1903 con dos alzamientos de José Manuel Hernández(Mocho Hernández), revolución de Ramón Guerra, revolución Restauradora y triunfo de Cipriano Castro y la fallida revolución Libertadora. Catorce años antes de su nacimiento, el pueblo que lo vio nacer, será cabecera del Distrito Cárdenas, llamado así desde 1881l,en homenaje de reconocimiento al ínclito ciudadano José Ignacio Cárdenas. Tantas cosas que podrían decirse, que forman las circunstancias al rededor de este sobresaliente hijo de la Perla del Torbes. Con Ramón J. Velásquez, podríamos repetir: “La historia es camino, espejo y mensaje”.

2. ASPECTOS DE SU VIDA Y PERSONALIDAD

Luís Enrique y Francisco Pacheco eran tíos de Luís Eduardo. En la esquina de la carrera 4, diagonal con la Botica del Torbes tenían negocio de víveres y almacén. Por la misma acera que conduce a La Plazuela (Plaza Sucre),un poco mas allá del citado negocio, nació Luís Eduardo. En el año 1920, su familia fija residencia en San Cristóbal. En esta ciudad ocuparon la antigua casa que después se convirtió en residencia del Obispo Diocesano. En 1923 la familia marchó a Cúcuta. Allí vivieron alrededor de 15 años. Hubo algunos decesos familiares. Regresaron al Táchira. Aquella fue la época cuando Luís Eduardo había ido a estudiar a Pamplona. Pinceladas acerca de sus costumbres. Se acostaba tarde, pero se levantaba temprano. Usaba lentes, y lupa —a veces—para leer viejos documentos. Tenía letra de buen calígrafo y pequeña. Como vademécum usaba libreta, que llenaba a gusto con apuntes e impresiones. Poseía, por razón de su oficio de investigador de historias, colecciones de libretas con innumerables anotaciones que usó en sus escritos volanderos para la prensa, para la revista o para la charla. Nada de esa colección de apuntes en sus consabidas libretas pudo rescatarse, porque, al parecer, una mente obtusa o de pocas luces las botó como desecho. ¿Cómo era su conversación? Siempre era Interesante por lo erudita, variada y amena. Podría ser larga su conversación, pero no aburridora. Exponía a sus contertulios sobre todo a la hora de las comidas, su visión de la historia, de los protagonistas y de interesantes sucesos que, como investigador, conocía en sus intríngulis.

De los personajes de la magna historia admiró mucho la figura del Libertador. Juan Vicente Gómez le llamó mucho la atención. Por eso escribió Orígenes del Presidente Gómez. Además había de por medio un nexo familiar, que era también motivo para él: Marlo Pacheco, su primo, estaba casa do con una hija de Gómez. Era frugal en las comidas y bebidas, fue fumador por un tiempo y tornaba café repetidamente. Recuerda su sobrino, el Dr.Jaime Pacheco, que en su tiempo de Caracas, cuando estuvo al frente del Archivo de Miraflores y de la Biblioteca Nacional, iba a un pequeño restaurante, donde se tomaba como aperitivo una o dos cervezas. ¿Cómo era Luís Eduardo, física y psíquicamente? Persona normal. Mas alto que bajo. De contextura delgada. De su psiquismo equilibrado, aparecía el hombre tranquilo, modesto, humilde, sencillo. Siempre desprovisto de petulantes alardes de sabiduría. Quería pasar ante la gente como inadvertido, porque no era la persona con ínfulas de figurar. No era propenso a reuniones, ni se prestaba para ese tipo de vida social improductiva. Era sí proclive a pasar horas y mas horas en archivos, bibliotecas, investigaciones históricas y asuntos de índole cultural. En estas nobles tareas del espíritu y del intelecto consumió su apasionada existencia de investigador, genealogista, historiador y escritor. Tenía don Luís Eduardo porte de persona respetable y culta .Adornaba su personalidad con el hábito del buen vestir, sin omitir en su imapecable vestimenta su Inseparable corbata, muy de moda en su tiempo. Una pequeña biblioteca, como signo Intelectual y de valiosa bibliografía lo acompañó, a modo de vademécum también, en el Itinerario de su larga vida. De estos libros tampoco se tiene noticia.

La familia Pacheco Melgarejo poseía los terrenos donde se ubica el sector llamado Patiecitos. La propiedad se extendía hasta lo que hoy constituye la parte alta de la Urbanización Monseñor Briceño. Por cierto, en esos terrenos construyó su hermano Antonio José una casa, que llamó Quinta Patiecitos, de donde se deriva el nombre de ese populoso sector entre Táriba y Palmira. En el viaje que realizó la familia a España, Luís Eduardo no pudo acompañarla. Su viaje más largo fue a Bogotá, lugar donde vivió algún tiempo, ocupándose como ya sabemos, de su vocación y misión de investigador.

3. EL INVESTIGADOR Y SUS APORTES BIBLIOGRÁFICOS

Digamos de don Luís Eduardo Pacheco, que tenía una misión para cumplir con fidelidad, fruto de su vocación y de su pasión por conocer a fondo el pasado de personajes y de hechos. Como “obrero de la cultura”, así .Llamado, se entrega por entero a escudriñar en los archivos, civiles y eclesiásticos y en los vetustos infolios y en amarillentos pergaminos acerca de los remotos acontecimientos históricos y la parte de protagonismo que le corresponde a los seres humanos, involucrados en tales sucesos. El como auténtico pesquisador, no sólo realiza su paciente trabajo con deleite y perseverancia, sino también con honestidad y apego a la verdad histórica. Así lo han reconocido quienes supieron de sus desvelos y de su tenacidad en esa importante tarea de la investigación como historiógrafo que é1 voluntariamente se impuso. Esta afición para hurgar en los vericuetos de la historia pretérita despertó en Luís Eduardo Pacheco desde sus primeros años de su vida. Logra este bachiller del año 14,que ha estrenado el siglo XX cuando contaba con sólo cinco años de edad, ser admirado por su conversación y escrituras poco conocidas entre el común de sus paisanos.

Debo anotar que, a pesar de sus sobresalientes aptitudes, sus deseos de ser útil, sus servicios oficiales a la región, no se le ha recompensado a nuestro coterráneo su leal y generosa entrega a la historiografía y a descubrir los valores de esta área fronteriza. La Tertulia Cultural que lleva su digno nombre, invita a todos: contertulios y contertulias, a sacar del olvido a este “señor de la voluntad creadora”,como lo llamó Rafael Ramón Castellanos. En l9l9, Luís Eduardo Pacheco fue contratado por el gobierno del Táchira, presidido por Eustoquio Gómez para investigar en los archivos del Ejecutivo del Estado y en los antiguos archivos notariales de La Grita acerca de documentos referentes al derecho del Táchira a la costa del Lago de Maracaibo, desde la desembocadura del río Escalante hasta la del Catatumbo. Durante dos años estuvo incorporado al personal del Archivo Nacional, en Caracas. Durante e1 gobierno del Gral. Isaías Medina Angarita exploró documentos de interés para Venezuela en los siguientes archivos de Bogotá: Histórico Nacional, Arzobispal y del Congreso Nacional y, asimismo, en los archivos coloniales de Pamplona y Tunja. Allí logra el paciente investigador, funcionario cultural de la Embajada de Venezuela, recopilar importantes datos, relacionados con la historia colonial ,civil y eclesiástica de los Andes, en especial del Táchira. Fue ron treinta volúmenes de documentos, mas tres volúmenes relacionados con la fundación de San Antonio del Táchira. Desde que sale de Cúcuta, donde vivía, hasta ese peregrinaje investigativo de Bogotá, han pasado ocho largos años (l94l—l949) tiempo que ha dado notables frutos por la actividad sin desmayo de este destacado investigador taribense.


HALLAZGOS HISTORICOS

En su recopilación documental de sus investigaciones históricas, nuestro personaje saca a la luz pública interesantes hechos desconocidos hasta entonces. Entre ellos se destacan: Cartas inéditas del Libertador. Expediente sobre el proceso contra el conquistador Juan Rodríguez Suárez por haber fundado a la ciudad de Mérida sin autorización. Documentación acerca de la misión de paz que el gobierno de la Nueva Granada envió a Venezuela con el fin de impedir la disolución de la Gran Colombia en 1830. En la Biblioteca Nacional de Bogotá halla el primer número del El Eco del Torbes, primer periódico del Estado Táchira. Valiosos documentos encontrados en el Archivo Arzobispal de Bogota. Únicas copias existentes, pues este archivo fue destruido en los sucesos del 9 de abril de 1948. Nos hace notar la descendencia del Gral. Santander de Juan Ramírez de Andrade. Sabemos que Ramírez de Andrade ocupa puesto de Importancia en los albores de nuestro nacimiento histórico. Era Alférez Real de Pamplona y viene a Táriba invitado por su amigo, el encomendero de los Táribas, Alonso Álvarez de Zamora. Es en la tarde de aquella visita, cuando sucede el prodigio de la auto renovación de la imagen de Ntra. Sra. de la Consolación o de la Virgen de Táriba, como la llamaron los cronistas de Indias. Este maravilloso acontecimiento histórico abre las puertas de este privilegiado terruño a todos los comarcanos y de otros lugares que se sienten atraídos por asombrosas señales de lo espiritual y divino.


PUBLICACIONES HISTORICAS

De su larga trayectoria de pesquisador histórico, publicó algunas obras enriquecedoras de la bibliografía de Colombia y de Venezuela. Otras, quizás no tuvieron la suerte de salir a la luz. Todas ellas merecieron el elogio de prestantes hombres de pensamiento, historiadores y académicos entre los cuales podemos contar a B. Matos Hurtado, Eduardo Posada, C. E. Restrepo, J. D. Monsalve Oscar Terán, Luís Eduardo Romero (Colombianos) y los Venezolanos Ramón J. Velásquez, Lisandro Alvarado, Rafael Ramón Castellanos, Rafael María Rosales, y César González. Este último, también indagador de los difíciles vericuetos de la gente del Táchira. En una carta, expresa reconocimiento emocionado a Luís Eduardo Pacheco por su labor y por la enseñanza que como excelente genealogista le comunicó.En cumplimiento de la metodología de la tertulia, en cuanto al tiempo ligeramente mencionaremos algunas de sus obras:

La Familia de Santander, publicada en Cúcuta en 1922. Dos ediciones más en 1924 y l940.En este año, sendos libros de las municipalidades de Bogotá y Medellín, reprodujeron su interesante estudio genealógico en conmemoración de la muerte del General Francisco de Paula Santander

Apuntes sobre el Prócer Gritense Francisco Javier García de Hevia

Próceres Nortesantandereanos

La familia Fortoul y la familia Quintero Príncipe

Anales de la prensa en San Cristóbal

Aborígenes del Táchira

Lugar natal del pintor Salvador Moreno

Mujeres ilustres de la Independencia

Orígenes del Presidente Gómez

Páginas de Historia Tachirense

La casa natal de la fundadora de Cúcuta

Una idea de la dedicación de Don Luís Eduardo a la faena investigativa nos la presenta el historiador colombiano B. Matos Hurtado, quien publica en 1945 una “Minuta de los trabajos históricos de Luís Eduardo Pacheco”. Era la época en que nuestro admirado epónimo ocupaba la Vicepresidencia del Centro de Historia del Norte de Santander y correspondiente de los de Bucaramanga y San Cristóbal. Esta minuta, citada por el escritor y ensayista rafael Ramón Castellanos en su opúsculo a la memoria del gran investigador, historiador, genealogista y escritor Pacheco Melgarejo, nombra la larga lista de 37 títulos que son el fruto del acopio documental, traducido en ingente y bien estructurada obra de contenido histórico. Entre los trabajos de don Luís Eduardo, se mencionan:


Pasos del Libertador por el Táchira (1921). Los Milagros de Nuestra Señora de Táriba (1923).


El Árbol genealógico del Presidente Medina Angarita. Su parentesco con el General Santander.


INSTITUCIONES QUE LO HONRARON Y, A SU VEZ, HONRO

Fue numerario fundador del Centro de Historia de Cúcuta (Norte de Santander.

Fue, asimismo, vicepresidente. Miembro de Número y primer Director del Centro de Historia del Táchira.

Academia de Historia de Bucaramanga.

Centro de Historia de Ocaña.

Centro de Historia de Pamplona.

Individuo Correspondiente de Caracas, a la Academia Nacional de la Historia.

Perteneció al Archivo General de la Nación y al Archivo Histórico de Miraflores.

Director del Boletín del Archivo Histórico de Miraflores. Lo incorpora al importante cargo su paisano, el culto, analista político e historiador, Dr. Ramón J. Velásquez, Secretario para entonces de la Presidencia de la República. Tal como lo imaginó Velásquez, nuestro coterráneo realizó allí extraordinaria labor cultural.

Organizó la exposición histórica de la Villa del Rosario de Cúcuta, en 1940, en el acto conmemorativo del centenario de la muerte de Santander.

Durante ocho años encabeza la Comisión Editora de la Gaceta Histórica del Centro de Historia del Norte de Santander.

Junto con sus compañeros historiadores del Centro de Historia del Estado Táchira dirigió el Boletín de esta institución.

Como historiador reconocido, dictó serie de charlas sobre historia a grupos de alumnos liceístas del Liceo Simón Bolívar y realizó, a petición de los profesores, investigación sobre los orígenes del famoso plantel.

La Sociedad Salón de Lectura lo contó como eficiente funcionario en el cargo de Jefe de Servicio de la Biblioteca.


Como delegado del Archivo General de la Nación arregló y organizó los archivos antiguos de la Municipalidad de San Cristóbal.


Mas la prensa colombiana que la venezolana, alude a sus andanzas y a su pasión de investigador del pretérito y a su obra, un tanto desconocida, que escribió en prosa de buen historiador, acorde con el mandato idiomático y en este caso también científico del buen decir para los lectores de historia, presentes y futuros.


4. SU MUERTE

Don Luís Eduardo Pacheco Melgarejo murió en La Guaira el 4 de diciembre de 1976. Hace apenas dos dias se cumplieron 29 años de este luctuoso suceso. Tenía 81 años. La noticia de su fallecimiento la comunicó su hermano Antonio José. Sus restos reposan en el Cementerio del Este, La Guairita. Su muerte se tornó más triste por el espectro de soledad que dominaba el camposanto a la hora de su sepultura. Sólo seis personas despidieron sus despojos mortales. No hubo invitación, ni velorio, ni exequias. Nos dice Rafael Ramón Castellanos que “había muerto un historiador sacrificado, un mártir de la investigación, un muerto más, registrado en la nómina de las defunciones de cualquier cementerio. Luís Eduardo Pacheco seguirá vivo en la ilusión de nuestra propia génesis Una última reflexión. Como contertulios, nos toca hacer la valoración de nuestro epónimo sobre sus ejemplos, su vida, su obra, su trascendencia.